5 tips para comer bien a pesar de ser cocinero

Jajaja, hasta yo solté una carcajada al titular este post. ¿a pesar de? Todos los que cocinan prueban lo que hacen y seguro procuran comer bien. ¡Falso!

Son los peores… O somos, porque desde luego también pasé por esa etapa extraña. Lo común es que ni siquiera el cuerpo nos pida algún tipo de comida o ganas de probar algo. Es decir, algunos en pleno stress, no es que comamos mal… ¡Ni siquiera comemos!

Contenido del post

Probando si… Probando. ¿Qué llamas comer bien?

Claro, antes de meterme en el fondo de la sazón y el caldo, lejos de ofender, he de decirte que comer bien implica:

  • Un horario dentro de los hábitos normales.
  • Balance de tipos de alimentos (carbohidratos, proteínas, cereales y vegetales).
  • Tomar el tiempo adecuado para el disfrute de la comida.

Al menos, esos tres mi querido chefcito. Y me dirás que eso no lo hace nadie en el planeta. Y si, al parecer tienes mucha razón. Este es el resultado de una encuesta espontánea que hice, entre los amigos gastronomers y también los profesionales digitales.

 

Seguro no te asombra que según tendencias solo el 15% come bien y con regularidad… El resto dice ser un desastre (15.4%), depende mucho de si sube la actividad (38.5%), o a veces se sale del “deber ser” (30.8%)…

Por lo tanto un casi 70% tendría un desgaste alarmante e irrecuperable en un futuro no lejano.

Después de mostrarte esto, pasemos por un segundo plato para decirte, por si no te has dado cuenta, del gran daño que le estás haciendo a tu máquina creativa: cuerpo y mente.

Tener la peor parte de la dieta, te hace vivir agotado.

Creo que la consecuencia más tangible y directa sin ser el mejor especialista es que nunca te recuperas del cansancio. Al principio piensas que fue producto de un largo día de trabajo. O tal vez un pedido voluminoso que te salió de repente y dijiste ¡Yo si puedo!

Más pasan los días en que todo está más calmo y aún te sientes con la energía baja.

Bien, lo que suele ocurrir es que los alimentos son la llama que dentro de ti activa y cocina todo para darte esa energía. Si no comes saludablemente y de acuerdo a lo que ya te demostramos… Difícil remontar a un buen estado físico.

¡Es como si estuvieras envejeciendo tempranamente! Porque le aplicas al cuerpo un rigor que no es posible soportar sin tener consecuencias tarde o temprano.

Y esto sin hablar de la incongruencia que significa, darle platos y postres deliciosos a tus clientes y solo comer tú lo mínimo o las sobras. Porque allí hay otro tema. ¡Jamás prosperarás! Pues hay un mensaje directo aunque hasta ahora inconsciente de que tú no te mereces cosas buenas.

[bctt tweet=”No tener hábitos saludables con tu comida siendo cocinero, es la mayor evidencia de incongruencia en la calidad de servicio. No puede atender bien a un cliente quien no se atiende a sí mismo.” username=”sheemprende_”]

También pasa que los músculos dejan de tener ese-no-se-qué que les da resistencia y viene también el desgaste. Leí un artículo sumamente interesante de esas lesiones que pueden venir. Y nadie me saca de la cabeza que también hacen match con la mala manera en que nos solemos alimentar.

Y los 5 tips esperados: Mente sana en cuerpo sano… ¡si comes sano!

Indudablemente que después de que tomes conciencia de todo esto que te digo (y espero en verdad que no seas un caso irrecuperable), toma en cuenta estas ideas para que niveles en lo posible tus hábitos de preparar los alimentos y comiences a comer bien.

Por cierto esa frase del subtítulo es de la antigua Grecia perteneciente a Décimo Junio Juvenal. Él refería el complemento de la parte espiritual con “la carne”…

Te prometo que de meditación y esas cosas que “regulan nuestra llama” hablaré en otro post, más pronto que tarde. Ahora leamos alguna de mis sugerencias, que espero te ayuden.

1. Trátate a ti mismo como a un cliente:

Es decir, que si tienes que contemplar x cantidades de raciones para algo, incluyas la logística de la tuya. Al principo, cuando tenía mi cafetín siempre preparaba cosas para mis clientes y hasta para mi hija que era bebé. Pero para mi nada. Obviamente cuando llegaban las tres de la tarde habiendo desayunado a las seis, algo comenzaba a transtornarse dentro de mi.

Luego, comencé a llevar mi comida, más terminaba almorzando a las dos. No me dio chance de aprender que, como en los restaurantes, hay que comer antes que los clientes lleguen… Sino te va a ir mal.

2. Ten siempre cosas adelantadas de fácil consumo.

En el caso de que no tengas este tipo de negocios con horarios de apertura establecidos, las sopas pueden salvarte la vida. Un caldo cálido y gustoso te reconforta y se puede consumir de manera violenta (aunque lo mejor sería que te tomaras el tiempo, es de escenarios peores el menos malo).

Si lo tienes congelado, pues calentándolo se pone perfecto y allí al menos, al no tener tiempo de preparar algo, lograrás salvarte de morir de hambre.

3. Si tienes un régimen especial, dale bastante importancia.

Un par de colegas me hablaron que se habían puesto juiciosos a causa de la gastritis. Esto también da mucho al tipo de persona que tuvo desórdenes desde muy joven, porque ¡no supo cuando parar para comer! Y a este mal extremo no quiero no llegues.

Sumidos en una dieta perenne, hay alimentos “ácidos” que ya en su vida fueron descartados y en los casos más graves, ni tomar alcohol pueden. O bien eres de esos que tienen alergias, son celíacos y aún así le toman poca importancia a lo que comen y cómo lo comen. Recuerda que un buen porcentaje de tu actividad depende de tu cuerpo. Así que trátate bien y respétate.

4. Cuando sientas que no puedas pide ayuda.

También observo que es conducta común abarcar muchas funciones y no tomar cartas en el asunto sino en caso de emergencia extrema. Sé sincero. Claro que percibiste que estás atrasado. Y claro que tampoco viste la hora de cómo podías parar para comer. Levanta tu mirada y fíjate en alguien que pueda sustituir lo que haces mientras concentras tu atención en tu propia comida.

Y si trabajas solo, pues avisa por el teléfono a alguien cercano o colega aliado. Muchas cosas pueden salvarse si las gestionas con un mayor margen de tiempo.

5. ¡Por favor hidrátate!

O sea, deletrea y repite conmigo H-I-D-R-Á-T-A-T-E. Lo que me falta para seguir y hacer caso de esto es un hipnotizador. No te voy a mentir. Tomo creo yo, menos que el mínimo. Pero es algo que modificaré y ya forma parte de mis propósitos y metas del 2020.

 

¿Ya estás listo entonces para hacer algo diferente contigo? Con esperanzas puestas en ti, espero tomes nota de estos consejos saludables para comer bien. ¡Y yo también!

Imagen de cabecera: Piotr Miazga on Unsplash

4 comentarios

  1. Ciertamente luego de leer el post y revisar mis hábitos ronda en mi cabeza fuertemente esa frase que dice : “Eres lo que comes”. Cuantos estragos afectan directamente nuestra salud sin que pongamos todas las cartas en el asunto. Trabajaré en la medida de lo posible en cumplir las máximas que ofreces, dentro de lo factible cumplir con la Nro 2. Seguiremos informando.

    • Hola Laura… Bueno, me conoces. Soy del tipo de persona que para afianzar algo que decidió lo comparte con los demás para hacer evidente que soy una mujer seria. Así como planificamos estas actividades para que los clientes estén bien atendidos… Bueno,¡nosotras no somos menos importantes! Gracias mil por leer… Y te estaré viendo, bien de cerca

  2. Me sentí completamente identificada con el título del artículo… En mis actividades laborales como empleada, durante mucho tiempo no tenía hábitos regulares de alimentación. Comía cuando “tenía tiempo”. Lo peor es que eso era lo que se fomentaba como cultura corporativa. Después de años, vi las consecuencias en mi cuerpo. Al tomar consciencia, me propuse seguir hábitos regulares. Y, ciertamente, desarrollando mi emprendimiento gastronómico pues, me ha sucedido lo que describes. ¡Me declaro culpable!

    • Mi querida Martha, ¡a mi también me ocurrió! Y allí, tranquilamente lo digo. Pero si hay algo que he sabido por experiencia es que cuando reconoces tus dificultades, te animas a actuar si o si. Así que de aquí en adelante, la primera que debes comer eres tú. Y sé que es un temazo y más en las mujeres-madres. Tenemos la natural tendencia a querer salvar al otro. Más míralo así: Tu misión depende solo de ti y tu salud. Así que hay que tomar cartas en el asunto. Vamos pendiente con el budín de arroz. Gracias por pasar por aquí.

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