La chicha venezolana: mi delirio

Encantada y extrañada al darme cuenta que en este espacio no había hablado nunca de la chicha venezolana. ¡De mis bebidas favoritas! Y aquí te cuento un gran descubrimento

Para los venezolanos de “cierta edad” hablar de la chicha venezolana es irnos a nuestra infancia, nuestras meriendas. Es nostalgia pura si no vivimos en nuestra tierra. ¡Yo me declaro fan!

Las bebidas de cereales o vegetales cocidos son muy populares en América. Hay un sin número de variedades de acuerdo al país o región y siento que son más populares en los Andes. Se puede conseguir -además de la de arroz, que nosotros llamamos chicha criolla- hecha en base a yuca, berenjena, ocumo, auyama, maíz, garbanzo, maní y hasta de masa de pan (Muy curioso).

Claro que con ingredientes tan variados, los sabores cambian notablemente. ¿Cuál es entonces el denominador común? Que debe ser dulce, tomarse muy fría (con hielo) y bastante espesa. Así es que llena y alimenta.

Decir ” chicha venezolana ” tal vez sea medio atrevido

Pero es que me gusta hablar de las cosas que más conozco y añoro.  Y las de arroz más populares en Venezuela son dos: La andina, fermentada con piña y con una personalidad muy distinta y la criolla que no lo es. Fíjate lo que nos cuenta wikipedia de la chicha andina:

Junto con el cereal, la chicha andina lleva guarapo de piña, el cual es una bebida que se produce al fermentar la corteza de la piña (ananás) con agua y papelón. La chicha se produce generalmente de forma artesanal y casera. Su preparación tiene su origen en los estados andinos de Venezuela con mayor énfasis en Táchira y Mérida. A la chicha elaborada en los Andes venezolanos bajo este proceso, pero con arroz, se le llama masato.

Así que básicamente, nuestra chicha criolla es arroz, leche de vaca, azúcar, canela (a veces entran otras especies)… Y listo; ¡La gloria! Fácil, ¿No? Créeme que no tanto.

A ti, ¿a qué recuerdos te lleva?

Rarísimo, pero a mí la chicha venezolana no me lleva a la cantina de mi escuela, producto comercial y pasteurizado. Me lleva al mercado libre.

Esto es porque el mejor premio que teníamos cuando acompañábamos a mis padres a comprar las cosas en los mercados populares, era la refrescante chicha que casi siempre está a la salida de dicho lugar.

Como se imaginarán, era mi momento favorito de la mañana. De los mercados, difícil salirme. Del gusto por la chicha, espesa y cremosa que llena y reconforta, muchísimo menos.

Está tan relacionada a nuestra idiosincrasia que muchas de nuestras expresiones la nombran. Me sacaron la chicha, significa que estamos cansados por un esfuerzo agotador. El vuelto que me dio fue un chichero, es que el cambio fue en muchos billetes de bajo valor  (y claro, forman una “paca” que sacaba quien servía la bebida, el señor chichero).

Y en mi caso, tan UCVista, cómo olvidar a nuestro querido chichero que vende esa delicia, al pie de uno de nuestros símbolos: El reloj. Cuentan que comenzó el carrito en manos del papá del Señor Escalona y un socio Matos Urbina, quienes vendían esta bebida deliciosa a los obreros que construyeron la Ciudad Universitaria de Caracas en la década de los años cincuenta.

Por su calidad de producto y servicio, al terminarse la obra le fue asignado su lugar adyacente a la Plaza del Rectorado. Y esa propuesta increíble de chicha venezolana sigue allí, y ha alimentado a varias generaciones de universitarios.

¡Esto es perseverancia con todas las letras! Ya no voy tanto a la universidad y por eso era preciso conseguir una alternativa más cercana.

¡Y conseguí una divina! @Chichanuestra

A Carlos y a Jennifer los conocí porque me apoyaron en mi sueño de aprender a hacer pan. Si recuerdas en mi post acerca de esa aventura, les mostré fotos de aquel día formidable donde como ellos suelen decir, nos fuimos de panarra.

Jennifer es tan gentil que siempre hemos quedado en contacto y me atiende mis dudas cuando me atrevo a hacer nuevas fórmulas panaderas.

Pues bien, en medio de la turbulenta pandemia y siendo los cursos presenciales el producto estrella de JotaKa Arte Culinario, cosa que ya se dificultaba, se rehusaron a quedarse atados de manos. Y comenzaron a idear otra línea de negocio donde podrían comenzar con esa misma pasión y devoción. Y claro que la chicha venezolana, criolla, blanquita y divina salió como opción.

¿Mi opinión como chichóloga? Sencillamente espectacular. Dime tú que al ver esta imagen no te provoca…

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Yo admiro muchísimo a esa gente que además de tener ideas, al menos tiene la valentía de ponerlas en marcha y siempre con el norte de consentir a un público cautivo que valorará muchísimo su producto. Y este es el caso.

Es lo que yo llamo emprendimientos luminosos. Y en una sección de este blog podrás ver varios ejemplos.

Si amas a la chicha venezolana, en Instagram son como ya dije en el título “Chicha Nuestra” y allí los contactan para probar su fórmula fuera de serie.

Y aquí tienes la receta de chicha venezolana…

Hay bastantes recetas en internet. En las más prácticas que he leído, el truco es cocinar el arroz en proporción 5:1, después de haber sido remojado previamente.

Es decir, si la medida que escoges es una taza, lo cocinarás con 5 tazas de agua hasta que esté muy blandito.

Luego según nos indica las instrucciones de la revista Cocina y Vino, licuar con una taza de leche condensada y dos de leche líquida. Consejo vital: La última la vas agregando de a poco, hasta lograr el espesor ideal para ti. Puede que requiera menos o más leche.

¿Qué te puede faltar? Pues el acompañante. Cuéntame con qué te encanta combinar tu vaso de chicha o qué recuerdos te trae esta bebida tan venezolana.

6 comentarios

  1. ¡Me encantó este tema! Anécdota curiosa con la chicha es que en los 7 años que viví en Caracas era siempre cuesta arriba para mí tomarme un buen vaso de chicha, viniendo de Maracay que en cada esquina (mejor dicho en cada escuela o colegio) encontraba un chichero. Ahora bien, cuando regresé a la capital, de visita, espero conocer a estos amigos tuyos y su chicha. ?

    • Bueno, como dices tú había que irse al centro. Y por la dinámica de nuestras labores nada fácil.
      Como muchas cosas, la terminé haciendo para “matar esos antojos”. Pero esta solución es hasta mejor,pasas un rato chévere. Con gusto te llevaré ?

  2. Hola Sheila, hoy después de varias veces pasar por su stand en el museo de transporte pude probar tan deliciosa chicha, espesa en su medida justa, dulce pero no empalagosa, refrescante y un sabor único. Quedé encantada. Que casualidad encontrar este artículo. Serán mi parada obligada cada mes cuando vaya a las reuniones en el museo de transporte. Saludos

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