Los sabores de Monagas: Paseando por mis orígenes

Si eres un demente que eligió emprender como estilo de vida de cuando en cuando, te sale un descanso. En él me topé con los sabores de Monagas ¡Te cuento!

Ese time break es como quedarte tranquilo y desconectarte, pero con el fino interés de que eso te lleve a no rendirte y seguir con tus objetivos. Claro, eso dependerá siempre del grado de infoxicación. Si la cosa es grave, mejor te metes en el Tibet y que nadie te moleste.

Más si la cosa se trata de salir un poco de la rutina y de paso enriquecerte con otras cosas que te inspirarán, puedes hacer algo como esto.

Contenido del post

Recorrido por Maturín y los sabores de Monagas que siempre llevo dentro.

No sé si se lo he mostrado con suficiente claridad en mis relatos, pero sin el apoyo familiar, este mi proyecto gastronómico no sería posible. Ellos han sido mis principales impulsores y creyentes. Me tienen mucha fe.

Mi hermana Dichel, diría yo, es de las presidentas de mi club de fans. O al menos mi promotora estrella. Ya desde que le dije las fechas en que estaría en casa de mi madre, me había inscrito en un pintoresco tour ofrecido por Silvia Sanchez Carrero. Ella es una periodista y productora que se las trae.

¿Alguna vez has estado en tu ciudad de origen o en el sitio donde vives desde la perspectiva de un turista? Es jugar a que la memoria se te borra repentinamente y te enchufas en la sensación de ver todo por primera vez. ¿Cómo crees que sería? Pues esto me ocurrió a mi de manera literal.

Y fue grato. Un revolver de emociones y recuerdos de infancia, con lo que mi ciudad natal ofrece hoy en día. Y no esperaba estar pendiente de la comida, pero me persigue ¡Lo juro! Mira como ocurrió.

La “Pachanga”: Merienda perfecta.

El recorrido es una manera de celebrar los 259 años de la fundación de Maturín desde una perspectiva más urbana y anecdótica. Con esto quiero decir que la información que dan va mucho más allá de los datos puramente históricos. Cuando mezclas los hechos con sentimientos y los aderezas con los personajes protagonistas, el resultado a mi parecer es atómico. 

En medio de una lluvia inclemente del día anterior, el punto de inicio era La Catedral Nuestra Señora del Carmen. Y allí estaba Silvia, a la que ya conocía, dándome la bienvenida con su sonrisa y una bella cinta que puso en mi muñeca.

Mientras el grupo se conocía, haciendo tiempo para que desde el cielo “cerraran el chorro”, nos llegó en una bolsita la pachanga. En Venezuela y en algunos países de América Latina esa palabra es equivalente a una fiesta, un bochinche o jolgorio tal vez medio improvisado.

pachanga exponente de los sabores de monagas

Esto era como un híbrido entre pancito y torta, muy de moda entre los años ochenta y noventa que solían vender en bodegas y cuyo característico color rojo era súper llamativo. Merienda de los niños, me sorprendí con su sabor… Ni muy dulce, ni muy seco. Suave si. Me cuentan que antes lo hacían con refresco colorado, (una marca popular acá se llama Frescolita) y ahora lo pintan con colorante y espolvorean azúcar. Ya ves, es de los sabores de Monagas que algunos hoy en día ignoran, pues todos en casa salieron reprobados cuando les pregunté si lo conocían. ¡Miren este trozo!

El próximo sabor fue de empanada y guayoyo (un café bastante claro y dulce). Pero ¡Oh sorpresa! , me toparía con el retrato de familia de una de las amigas de mi abuela… Y su legado viviente.

La esquina de los Benbas: Más de 30 años aportando alegría.

Ya en alguna oportunidad te había hablado de ese delirio venezolano de comer una masa de maíz frita en forma de media luna alargada con mil y un rellenos que no pueden imaginarse. Es de las preferidas de muchos y su resultante es extremo: O es muy buena, o muy mala si no han sido atinados en las preparaciones.

La que me conseguí en un singular abasto de unos vecinos que desde que existe le pusieron Ben-Bas (Abreviatura de los apellidos de sus dueños, Benitez Bastardo caballeros simpatiquísimos y ocurrentes), fue gustosa y maravillosa. Apenas a media cuadra hay otro negocio de la misma familia donde venden otras empanadas que miden un antebrazo y tienen la política que el que se come dos, no paga.

empanada dulce sabores de monagas

Mientras Rafael nos contaba como las vicisitudes del mercado han llevado al negocio en los mil y un rubros me fijé detrás de mi en el bello retrato de Miguelina, la amiga de mi abuela y de mi hermana Dichel. Con ella  vino a mi memoria unas empanaditas dulces de masa de trigo, algunas rellenas de coco y otras de plátano. También hacía besitos o conservas. Tenía unas manos mágicas para la dulcería criolla. Creo que era el amor el principal ingrediente de todo aquello.

Es el amor el elemento que un buen cocinero no puede dejar de incluir en las cosas que hace. De otra forma, todo lo que prepare será más de lo mismo, o terminarán agotándose si no llevan ese no-se-qué adentro que mantiene la llama y el fogón siempre vivo.

Otros lugares que no podían faltar…

Saliendo de allí fuimos al tunel vegetal de la Avenida Bolívar, dijimos hola como estás a Juana La Avanzadora (símbolo de la valentía femenina monaguense), seguimos al Complejo Cultural y toda su potencialidad terminando con broche de oro en un legendario negocio septuagenario conocido como “Tostadas La Mariquita” en el corazón del centro. Allí tres generaciones tras la leyenda de una sopa emblemática de los sabores de Monagas: El Mondongo.

Tostadas La Mariquita: Donde vive la Virgen del Valle de Palo Negro.

Por supuesto que es complicado decir a qué región de Venezuela pertenece la sopa de Mondongo. Hecha de panza y patas de res, patas de cochino mas la variedad de verduras, lo que si está claro es que deriva de la herencia española emparentado estrechamente con los cayos y otros cocidos mediterráneos.

Las areperas en Venezuela, tradicionalmente son el salvavidas de las personas fiesteras, de los que salen de madrugada de las reuniones con hambre. Aunque las condiciones y las dinámicas de las ciudades cambiaron, establecimientos como “Tostadas La Mariquita” se niegan a morir.

mondongo y los sabores deMonagas

La familia Mata se ha encargado de sostener la fama y receta de la sopa de su padre. Cuando le decían para poner más o menos cosas al caldo él contestaba que era la receta perfecta, que no se la tocaran.

Además de la tradición de los sabores, hay una historia muy bonita en el lugar. La patrona natural de los orientales Nuestra Señora del Valle, “vive” en Palo Negro. Es el nombre del sector donde están ubicados y es así gracias a la devoción de Rafael, uno de los hermanos Mata.

Se trata de una réplica de la imagen que está en la Basílica Menor en la Isla de Margarita, Estado Nueva Esparta.

En el día de su fiesta los 8 de Septiembre, se hace una procesión que ya ha reunido al menos 400 personas para venerar tan magnífica imagen.

De la sopa de mondongo, ¿Cómo describirla? A su cocinero le dije: ¡El mondongo de mi mamá y el tuyo! En ese orden. Sonrió y me dio las gracias.

Así que si tienen la dicha de estar en mi tierra no dejen de buscar esto tan representativo de los sabores de Monagas. Las tradiciones son parte de nuestra identidad. La manera de mantenerlas en nuestra memoria es conocerlas y amarlas. Doy gracias por ser ahora, más maturinesa que nunca.

10 comentarios

  1. Sheila increíblemente Bello, estas experiencias gastronómicas sin duda alguna, la que nos hacen más Venezolanos y fortalecen cada día más el deseo de hacer que la sabores Venezolanos se mantengan.
    Aquí pusiste el corazón y el amor de quién cocina para quien ama.

    Bello.
    Felicidades, espero poder ir a Maturín y hacer este recorrido

    • Gracias mi estimada. Como te comenté antes no es sencillo escribir de algo tan personal en este caso. Sin embargo, me enfoqué en mostrar además de mi experiencia, cosas que pocos conocen. Por tu expresión, pienso que lo logré.Agradecida siempre de que pases por aquí, tu casa. ¡Éxitos en el 2020!

  2. Me encantó esta reseña Sheila. Está buenísima. Me gusta que hayas disfrutado este recorrido peatonal. Conocer, disfrutar, escuchar y saborear nuestras ciudades fortalecen la identidad y el arraigo.
    Ojalá podamos compartir otra “pateada” por Maturín.

    • Amén Silvia, claro que sí. Me encantaría seguir conociendo otros lugares emblemáticos con todo el team. A la vez me sentí honrada de recibir como monaguense esa atención y valor que das a todo lo nuestro.
      Diferente no podía ser: Esta tierra te adoptó porque eres noble y cálida…Además con esa chispa y gracia que te es natural, hace que seas “de las nuestras”.
      Muchas gracias por tanto, y que sigan los éxitos. #EnrumbadaHaciaLos260

  3. siiiiiii y eso que falto que el mondongo de los orientales , se le coloca azucar , o sea es dulce y no salada y lo llamamos nervioso, mondongo sin azucar , no es mondongo

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